Enfermedad inflamatoria crónica de la piel de origen autoinmune que produce lesiones escamosas engrosadas e inflamadas, con una amplia variabilidad clínica y evolutiva. No es contagiosa, aunque sí puede ser hereditaria. Puede afectar a cualquier parte de la piel, frecuentemente a las zonas de codos, rodillas, cuero cabelludo, abdomen, piernas y espalda. No es raro que produzca afectación de las uñas. Esto se conoce como psoriasis ungueal. Las uñas pueden ser la única zona afectada al principio de la psoriasis. En ocasiones produce complicaciones como la artritis psoriásica.
Se estima que entre un 2 y un 3 % de la población sufre de psoriasis, pudiendo aparecer a cualquier edad, si bien es menos frecuente en los niños que en los adultos con un pick de incidencia entre los 20 y los 55 años. En aproximadamente un tercio de los pacientes, la psoriasis debuta antes de los 20 años. Suele iniciarse con cuadros clínicos atípicos o leves, difíciles de diagnosticar. Afecta por igual a ambos sexos, si bien es más precoz en mujeres y en personas con antecedentes familiares.
La psoriasis es una enfermedad multifactorial compleja de origen autoinmune y su etiología exacta es en parte desconocida pero ahora último se ha considerado una enfermedad que forma parte de un proceso inflamatorio sistémico que involucra numerosas manifestaciones o comorbilidades en otros órganos y sistemas de manera transversal.
El curso crónico y la dificultad del tratamiento de la enfermedad hacen que sea importante una buena relación médico-paciente para conseguir un buen entendimiento. Es importante comprender que la curación sólo es parcial. El tratamiento siempre debe ser individualizado, según el patrón de presentación y la gravedad de los síntomas, y sin olvidar las circunstancias personales, socioeconómicas, laborales, psicológicas y familiares de cada paciente.