Los episodios de eritema (enrojecimiento) en la cara, orejas, cuello, y en ocasiones tórax superior y área epigástrica se conoce como “flushing”. La causa es un aumento transitorio del flujo de sangre en dichas localizaciones. Esta distribución del “flushing” está en relación con un mayor número de vasos sanguíneos en dichas áreas y una mayor visibilidad de los mismos como consecuencia de su localización más superficial.
Según los conocimientos actuales los mecanismos del “flushing” son dobles: Neurológico y por agentes vasoactivos circulantes.
El control neurológico es vasodilatador y vasoconstrictor si bien es el primero el que predomina. Ya que la inervación autónoma también controla las glándulas sudoríparas ecrinas, el sudor frecuentemente acompaña al “flushing” causado por vasodilatación autónoma. Los episodios repetidos de “flushing” eventualmente conducen a la rosácea con eritema persistente, telanguiectasias (cuperosis) y cambios inflamatorios. Los vasos periféricos, especialmente vénulas y arteriolas, como consecuencia de estar dilatados de forma continua, se hacen visibles en la superficie de la piel y destacan sobre el color normal.
El término “flushing” a veces se utiliza, incorrectamente, para describir otras situaciones que pueden causar una cara roja tales como reacciones de fotosensibilidad, dermatitis seborreica, erupciones por fármacos, enfermedades sistémicas (lupus eritematoso, dermatomiositis), hipertiroidismo o tumor carcinoide.
A causa de la amplitud del diagnóstico diferencial del “flushing”, se deben conocer sus posibles causas para saber cuándo investigar otras enfermedades.
El “flushing” emocional se conoce con el nombre de “blushing” y frecuentemente es una respuesta emocional exagerada, pero fisiológica, en individuos predispuestos de piel clara que hacen fácilmente visible los vasos sanguíneos. A veces, el “blushing” puede aparecer sin que sea evidente un estímulo desencadenante. Lo más característico de este síndrome es su aparición instantánea y que frecuentemente se acompaña de sensación de turbación, calor en cara, hormigueo y, eventualmente, confusión mental. Puede desencadenar conductas de evitación o ser un síntoma específico de la fobia social, no asociado a otras formas de trastornos de la ansiedad. Aunque el enrojecimiento no está causado por ninguna reacción real de pudor, el mismo “blushing” provoca una sensación de vergüenza y frecuentemente va seguido de malestar anímico. En estas personas, la vida social y profesional es muy complicada ya que muestran enrojecimiento facial en situaciones tan cotidianas como un encuentro en la calle con unos amigos, mientras se está pagando en una tienda o durante una comida.
Las personas que con facilidad se les enrojece la cara, deben consultar al dermatólogo pues, además de precisar cual mecanismo determina el inconveniente siempre se les brindara una alternativa terapéutica para aliviar la dolencia.