Es un tipo de alopecia (pérdida de cabello) no cicatricial de origen autoinmune. Es más común en los niños y en los adultos jóvenes, afectando el cuero cabelludo, pestañas y la barba, así como a otras áreas con pelo de la superficie cutánea. Este trastorno puede afectar la calidad de vida del paciente y provocar importantes trastornos estéticos.
Las lesiones de la alopecia areata consisten en parches o áreas sin cabello, de borde neto, focales que se localizan en los márgenes del cuero cabelludo, así como pérdida generalizada del cabello de toda la superficie cutánea (forma universal).
El diagnóstico de la alopecia areata es fundamentalmente clínico, aunque puntualmente puede ser necesaria la realización de una biopsia cutánea para diferenciarla de otras causas de alopecia, así como también la realización de una tricoscopía. Eventualmente pueden ser de utilidad estudios analíticos e inmunológicos.
El tratamiento de la alopecia areata siempre será responsabilidad del dermatólogo el cual solicitará la intervención de otras especialidades en caso de que sea necesario.